Cada año las principales universidades públicas del país abren un proceso para seleccionar a sus nuevas generaciones. UNAM, IPN, UAM y las respectivas universidades de cada estado dictan una serie de requisitos que los aspirantes deben cumplir con el fin de ser admitidos. La cantidad de aspirantes de estos procesos aumenta cada año, y pese a que las universidades cada vez amplían más su matrícula, cada año hay más jóvenes rechazados.
El problema de acceso a la educación superior es evidente: hay más jóvenes
interesados en entrar a la universidad que universidades de calidad con capacidad de albergarlos. Al parecer, ingresar a la educación superior no es una decisión o un derecho, sino un privilegio. Sin embargo, las instituciones públicas y el Estado, lejos de robustecer la infraestructura educativa, han optado por otra “solución”: fomentar un sistema de competencia en el que la enorme mayoría de los jóvenes serán excluidos de las universidades.
El factor decisivo en esta querella por ingresar a la educación superior es el
puntaje obtenido en los exámenes de admisión. Aunque no es el único requisito, éste se ha convertido en el principal criterio para descartar aspirantes. Los exámenes de ingreso, en lugar de ser una prueba cualitativa, han cumplido la función de volver al proceso de selección un asunto meramente cuantitativo, pues mientras más aciertos se tenga en un examen de opción múltiple, más oportunidad tendrá el aspirante de acceder a una universidad de calidad.
El número de aciertos como criterio de prueba da la engañosa percepción de que el estudio constante y riguroso basta para obtener un buen puntaje en el examen y que, en consecuencia, la competencia es justa, pues quien tenga la mayor cantidad de aciertos demuestra más inteligencia y preparación. No obstante, el examen de admisión como condición de acceso a la universidad nos ha hecho perder de vista que la educación debería ser un derecho garantizado y que, para hablar de competencias justas, es necesario analizar cómo se diseñan los exámenes, quiénes y en qué condiciones compiten y cuál es la prueba más adecuada en un país de tantas desigualdades y contrastes sociales como México.
Es necesario recordar que los exámenes de admisión de la mayoría de las
instituciones públicas son diseñados, aplicados y evaluados por el Ceneval (Centro Nacional para la Evaluación de la Educación Superior). La intervención del Ceneval en el proceso de selección es relativamente reciente. De hecho, la huelga del 99 de la UNAM se opuso activamente a su arbitraje, pues éste se insertaba dentro de un proyecto de educación neoliberal que, de la mano con el aumento de cuotas, buscaban la privatización paulatina de la Universidad Nacional.
Los exámenes del Ceneval tienen numerosos defectos. Por un lado, el número de aciertos que cada institución exige varía según la demanda, de tal suerte que un solicitante que presente un buen examen no tiene garantizado el acceso a la universidad de su preferencia. Por otro lado, se trata de exámenes de opción múltiple, un modelo ampliamente criticado por expertos de diferentes sistemas educativos del mundo, que sostienen que este tipo de pruebas reproducen un sistema de aprendizaje basado en la memorización en lugar de fomentar el pensamiento crítico, habilidad fundamental para diversas disciplinas científicas.
Además, estudiosos como Kathrin F Stanger-Hall sostienen que los exámenes de opción múltiple podrían tener mayor predisposición a crear sesgos de género (Stanger-Hall, 2012).
Valerie Strauss, periodista de educación, señala que los exámenes de opción
múltiple, como cualquier examen estandarizado, son incapaces de medir las
habilidades del pensamiento profundo. Terry Heick, quien es educador en Estados Unidos, hace énfasis en en que suelen contravenir aspectos fundamentales del aprendizaje, tales como el proceso de comprensión y la posibilidad de establecer un pensamiento abierto a complejizar la información:
“cuando se le hace una pregunta de opción múltiple a un estudiante con la esperanza de medir su grado de comprensión de algo, se crea la ilusión de lo correcto y lo incorrecto, una condición binaria que ignora la naturaleza infinitamente fluida de la información”. (Strauss, 2013).
Los exámenes de opción múltiple no son un indicador confiable del nivel de
conocimientos del estudiante y suelen invitar a adivinar las respuestas en lugar de generarlas. De este modo, la capacidad creativa, la habilidad para hacer o explicar algo o de resolver un problema quedan fuera de la evaluación.(Soho, 2020).Sumado a ello, aunque las pruebas estandarizadas presumen de ser una evaluación objetiva, lo cierto es que producen grandes brechas de desigualdad, pues realizan una competencia “estándar” sin tomar en cuenta que muchos los aspirantes compiten desde condiciones diferentes, marcadas por estructuras socio-económicas, raciales y de género.
No es coincidencia que una de las principales quejas del Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior es que las mujeres, las personas de bajos ingresos y los estudiantes que provienen de escuelas públicas suelen obtener los menores puntajes en los exámenes de admisión (Contralínea, 2021).
Dicho señalamiento no sólo confirma lo planteado por Stanger-Hall, sino que
refuerza las cifras señaladas por instituciones mexicanas: prácticamente el 2.7% de los jóvenes de 18 a 23 años de ingresos bajos están cursando educación superior (Prensa Ibero, 2021).
A su vez, sólo el 1% de la matrícula universitaria está compuesta por indígenas. Al respecto, el periodista ñuu savi, Kau Sirenio, argumenta que, además de una clara discriminación lingüística en los exámenes de admisión, hay otros problemas relacionados con la marginalidad :
“Esta barrera que enfrentan los jóvenes indígenas que aplican un examen para ingresar a las universidades tiene que ver con la falta de tecnología, bibliotecas e internet en las comunidades indígenas y rurales. Además
de la falta de difusión de la oferta académica de estos lugares, ni siquiera las convocatorias de nuevo ingreso.” (Kau Sirenio, 2021).
Aunque la huelga del 99 logró frenar el aumento de cuotas en la UNAM, los
exámenes del Ceneval y otros exámenes de admisión parecen haber triunfado en su misión por elitizar las universidades públicas: sólo cuatro de cada diez mexicanos en edad de cursar educación superior lo están haciendo (Prensa Ibero, 2021).
Además, los aspirantes logran ingresar a la universidad después de varios intentos y en edades avanzadas, pues el promedio de ingreso a la UNAM por medio de examen es de 26 años (Plumas Atómicas, 2017).
Es imposible señalar a los jóvenes como los responsables de este rechazo masivo y sistemático de aspirantes. Se calcula que a la UNAM ingresará tan solo entre el 8 y 10% de los solicitantes (El Universal, 2018).
Estas cifras, en vez de mostrar falta de perseverancia de su parte –pues pueden intentar aprobar el mismo examen hasta tres veces— muestra un tremendo descobijo de la juventud por parte de las universidades y del Estado, que lejos de asumir la responsabilidad de garantizar la educación pública y de calidad realizando pruebas de selección más justas, construyendo nuevas escuelas o mejorando las que ya existen, le han apostado a un sistema de competencia en el que, por matemáticas simples, son los más privilegiados los que pueden acceder.
El gran ganador del desmantelamiento de la educación pública ha sido el sector privado: en las últimas dos décadas se ha desarrollado un gran mercado en torno a los cursos privados de preparación para ingresar a la universidad. Los cursos en algunas ocasiones venden el servicio de subsanar las carencias de la educación básica, pero en otros contextos, se han convertido en un escándalo de corrupción.
Tal es el caso del curso Cipre Guillot, famoso por su alto índice de ingresos a la UNAM a cambio de pagos que rondan entre los cuatro mil y los catorce mil pesos. A pesar de que los responsables del curso se han deslindado de acusaciones de trampa, han sido señalado de filtrar respuestas de los exámenes a sus alumnos (El Universal, 2017).
Si estas acusaciones son ciertas ¿a qué clase de competencia pueden aspirar los jóvenes de bajos recursos?
Del mismo modo, en los últimos años han proliferado las cadenas de universidades privadas de bajo y mediano costo, que por su práctica de venta de títulos, escándalos de fraudes, carencia de actividades de investigación y falta de reconocimiento institucional, se han ganado el apodo de “universidades patito”(Sin Embargo, 2013).
Se calcula que hasta un 50% de los estudiantes mexicanos se encuentran cursando carreras de dudosa calidad, hecho que no les garantiza un acceso pleno al derecho a la educación (Prensa Ibero, 2021).
Empero, las escuelas “patito” han terminado por convertirse en una de las pocas alternativas para miles de jóvenes que aspiran a cursar algunas de las carreras más demandadas de México. En casos como la licenciatura en Medicina, un aspirante puede competir hasta contra otros 60 jóvenes por un lugar (El Universal, 2017).
De cualquier modo, una vez dentro del sistema educativo las condiciones
para la juventud son desalentadoras. Uno de los mayores retos actuales de las universidades públicas es garantizar la permanencia de los estudiantes y su titulación (Ibero, 2021), pues las condiciones de pobreza y la precarización generalizada de los salarios y becas no propician un contexto adecuado para el estudio.
Simultáneamente, el Estado mexicano ha abandonado proyectos de educación popular como las Normales Rurales que, aún con sus defectos, son uno de los pocos modelos educativos centrados en las necesidades de los jóvenes pobres del país, y que bajo políticas de protección social, ofrece becas alimentarias y de vivienda a los estudiantes. No obstante, desde hace décadas, los gobiernos del PRI han emprendido una campaña de represión y hostigamiento contra sus estudiantes, mientras que el gobierno actual ha realizado recortes de hasta un 90% al presupuesto total (Animal Político, 2020).
Aunque las reformas educativas recientes se han impuesto bajo la bandera de la modernidad y la innovación, México ni siquiera ha sido capaz de emular principios fundamentales de modelos educativos ejemplares como el de Finlandia, cuyas claves del éxito son, entre otras cosas, la democratización de la educación y el abandono de pruebas estandarizadas.
El sistema educativo mexicano ya ni siquiera permite obtener movilidad social y no es capaz de brindar ofertas educativas más allá de las zonas céntricas. Más bien, éste está diseñado para vulnerar a la juventud mexicana. El resultado de esta desprotección es que miles de jóvenes quedan a la deriva, sin posibilidades de educación o trabajo dignos, convirtiéndose en un blanco para el crimen organizado y las redes de trata (Urteaga Castro-Pozo y Moreno Hernández, 2020) (Instituto Belisario Domínguez, 2014).
La crisis de la educación pública es palpable. Es fundamental que las universidades más importantes del país modifiquen las pruebas de selección actuales, pero sobre todo, es imperante que el Estado contrarreste los daños producidos por el proyecto de educación neoliberal, basado en principios meritocráticos que sólo benefician a los estratos más privilegiados del país.
Desgraciadamente, los recortes a las instituciones públicas, la falta de regulaciones al mercado educativo privado y la falta de oportunidades para la juventud no apuntan a un futuro esperanzador.
Fuentes citadas:
1) Stanger-Hall, K. (2012) Multiple-choice exams: an obstacle for higher-level thinking in introductory science classes. CBE Life Sci Educ. Fall;11(3):294-306. Consultado en https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22949426/
2) Strauss, V. (2013, 25 de enero) The real problem with multiple-choice tests, The Washington Post. Consultado en https://www.washingtonpost.com/news/answer-sheet/wp/2013/01/25/the-real-problem- with-multiple-choice-tests/
3) Soho, F. (2020, 15 de mayo) Multiple Choice Tests! Not the Best, Psychology of Education. Consultado en https://psych3850n.wordpress.com/2020/05/15/multiple-choice-tests-not-the-best/
4) Olea, A. (2021, 3 de agosto) CNDH aún no se pronuncia sobre discriminación de exámenes de
admisión a universidades públicas, Contralínea. Consultado en
https://contralinea.com.mx/interno/semana/cndh-aun-no-se-pronuncia-sobre-discriminacion-de-
examenes-de-admision-a-universidades-publicas/
5) Rendón, P. (2021, marzo 17) Acceso a educación superior, restringido para jóvenes de sectores desfavorecidos, Ibero. Consultado en https://ibero.mx/prensa/acceso-educacion-superior-restringido-para-jovenes-de-sectores-desfavorecidos
6) Sirenio, K. (2021, 17 de noviembre) Jóvenes indígenas, excluidos en las universidades, Contralínea. Consultado en https://piedepagina.mx/jovenes-indigenas-excluidos-en-las-universidades/
7) (2017, 25 de julio) Jóvenes entran no tan jóvenes a la UNAM, Plumas Atómicas. Consultado en https://plumasatomicas.com/explicandolanoticia/jovenes-adultos-unam-ingreso/#:~:text=Un%20investigador%20de%20la%20UNAM,su%20ingreso%20en%20varias%20ocasiones.&text=Pero%20la%20teor%C3%ADa%20del%20investigador,la%20universidad%2C%20no%20es%20suficiente.
8) Villa y Caña, P. (2018, 1 de junio) Aspirantes a la UNAM pagan hasta 14 mil pesos por cursos, El Universal. Consultado en https://www.eluniversal.com.mx/nacion/sociedad/aspirantes-la-unam-pagan-hasta-14-mil-pesos-por-cursos
9) (2017, 21 de febrero), Se deslinda escuela de venta de respuestas, El Universal. Consultado en https://www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/2017/02/21/se-deslinda-escuela-de-venta-de-respuestas-para-examen-de-la-unam
10) (2013, 2 de octubre 10) PROLIFERAN UNIVERSIDADES “PATITO”, Sin Embargo. Consultado en https://www.sinembargo.mx/10-02-2013/519352
11) Castro-Pozo, M. y Moreno Hernandez, H. (2020) Jóvenes mexicanos: violencias estructurales y
criminalización, Revista de Estudios Sociales, 73 | 2020, 44-57. Consultado en https://journals.openedition.org/revestudsoc/48046
12) Instituto Belisario Domínguez (2014) La trata de personas en México. Mirada Legislativa. Senado de la República, 63. Consultado en
http://bibliodigitalibd.senado.gob.mx/bitstream/handle/123456789/2005/ML63.pdf?sequence=1&isAllowed=y#:~:text=Cerca%20de%2020%20mil%20ni%C3%B1os,%2C%2045%25%20son%20ni%C3%B1as%20ind%C3%ADgenas.&text=Alrededor%20de%2016%20mil%20ni%C3%B1as%2C%20ni%C3%B1os%20y%20adolescentes%20son%20explotados%20sexualmente.&text=108%20mil%20mujeres%20son%20forzadas%20a%20ejercer%20trabajo%20sexual.
13) Roldán, N. (2020, 10 de septiembre) En 2021 castigarán a maestros: recortan 95% de presupuesto a normales y 49% a capacitación, Animal Político. Consultado en https://www.animalpolitico.com/2020/09/2021-castigaran-maestros-recortan-a-normales-capacitacion/
Este análisis sobre el acceso a la universidad y la competencia injusta es una lectura esclarecedora y crítica que pone de manifiesto una problemática fundamental en el sistema educativo. La forma en que se aborda la competencia injusta en el proceso de admisión universitaria demuestra un compromiso destacado con la equidad y la justicia educativa.
La profundidad de la investigación y la presentación clara de los argumentos hacen que este tema sea accesible y relevante para cualquier persona interesada en entender los desafíos actuales en el acceso a la educación superior. La inclusión de datos y ejemplos concretos refuerza la validez de los puntos planteados, proporcionando una base sólida para la reflexión y el debate.
La importancia de abordar la…